Pocas palabras, grandes historias💬
Unos buñuelos de viento para endulzar el DÃa de los Difuntos. Este olor formaba parte del Madrid castizo con la llegada de noviembre. MarÃa se restregaba la frente, después de sacar la bandeja del horno.
HabÃan pasado cinco años desde que partió. Le habÃa dejado flores y algunas de esas ricas y esponjosas bolitas rellenas de crema sobre la tumba. ¡A él le encantaban!Un aire fresco roció su rostro y un pájaro picoteó tan suculento almuerzo. Una vez más, sintió su presencia. Se secó las lágrimas que rodaban por sus pálidas mejillas y exclamó: ¡carajo, no tenemos la vida comprada!
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