Isis Hathor
Necesitaba algo mucho más grande para esconder el cuerpo de Joseph. Había sido un accidente. Nadie iba a creerla. Pensó, rápidamente, dónde esconder el cadáver. Sus manos temblaban y el sudor resbalaba por su frente. Difícilmente, lo subió al coche y enterró en el jardín de una casa abandonada.
Poco después, se empezó a hablar del fantasma de la carretera. Algunos lugareños decían haber visto un alma en pena. Reporteros y expertos en fenómenos paranormales visitaban continuamente la casa azul.
Ella decidió regresar meses después. La noche estaba completamente oscura, escuchó un ruido, sintió pasos, se le congeló el alma.
_¡Fuiste tú, yo te vi!_
0 Comentarios