"Todo lo que se resiste, persiste"

¡Cuántas veces hemos escuchado la frase "dejar fluir" en los últimos tiempos! Seguramente, que en más de una ocasión, has oído esta expresión. ¡Tan fácil de decir y tan complejo de aplicar! En definitiva, dejar que las cosas sucedan sin forzarlas, permitir que las situaciones y personas elijan sus caminos y se distancien, no tiene por qué ser negativo.

A lo largo de la vida, las experiencias nos van marcando, y es inevitable, que ocurran ciertas situaciones y nos encontremos con personas que marcarán nuestra forma de pensar, sentir y actuar. Este proceso de transformación, a veces de forma paulatina, y en otras ocasiones, con pasos agigantados, es parte de nuestro crecimiento.  




Dejar fluir a través de la aceptación

Hay muchas personas que tienen un miedo horroroso al cambio, a soltar, a dejar que lleguen personas y situaciones nuevas a nuestras vidas. Se dice que después del desorden es cuando llega el orden, por lo tanto, poner "patas arriba" nuestra vida no debe ser un problema, más bien, debemos entender que es necesario para dar la bienvenida a las nuevas oportunidades.

En la vida no tenemos garantía de que existan vidas perfectas o la felicidad eterna. Simplemente, debemos vivir cada día con ilusión  y esperanza, abiertos a las posibilidades del cambio. El control para garantizar la sensación de seguridad y tranquilidad es un error. Proyectar un futuro lleno de temor y desasosiego solo influye negativamente en nosotros, por lo tanto, dejemos que las cosas sucedan como tienen que acontecer.

¡Si tuvieras la oportunidad de observar cómo una pequeña rama fluye en un río! Habrá momentos en los que su curso será rápido; en otras ocasiones, habrá piedras que dificultan su camino, hasta temporales o inclemencias meteorológicas, que con mucha fuerza, conseguirán desplazar dichas piedras para que vuelvan a dejarse llevar por el caudal de las aguas. La rama sabrá esperar el momento y no se desesperará, porque sabe a ciencia cierta, que el Universo sabe lo que hace.

Por este motivo, deja que la vida te sorprenda y acepta todo lo que te pueda traer. Aprovecha cada momento, ya sea bueno o malo, para extraer el mejor aprendizaje. Y vive con compromiso y responsabilidad esos instantes. ¡Deja fluir, si quieres que el carrete del hilo se desate! Si tus planes no salieron como tenías previsto, no te preocupes, posiblemente no tendrían que salir por varios motivos. No te convienen para tu progreso, había intenciones ocultas que desconocías, no era tu momento, o simplemente, no tenía que ocurrir.

¡Quita la parte mental que proyectas en cada una de las situaciones para que todo siga su curso como la rama del río! Cuando cargamos cada circunstancia de emociones negativas, de preocupación en exceso, de ansiedad por lo que tiene que venir, te estás haciendo mucho daño. Tus miedos, desconfianza y grado de control no te dejarán disfrutar del proceso.


"Cuando en el interior hay orden, armonía, belleza y paz se refleja en todo lo que haces, piensas o dices. Si hay confusión, discordia o desorden serán el reflejo de tu vida. Cuando el cambio tiene lugar parte del interior hacia afuera. Esta es la forma de acercarte al equilibrio". Estas palabras son del libro "Abriendo las puertas de tu interior". Un manual escrito por Eileen Caddy, donde se recogen las enseñanzas de una vida dedicada a la espiritualidad.

En los momentos más duros y difíciles nos perdemos en nosotros mismos. Empiezan a surgir malos pensamientos y hacemos responsables al mundo y a Dios de todo lo que ocurre. Es justo entonces, cuando la vida nos pone a prueba para hacernos entender, que si hay alguien caprichoso es el mismo destino. 

Por esta razón, es necesario la aceptación de todo lo que la vida nos traiga. Solamente, de esta forma, y cuando hayamos aprendido la lección, podremos dejar que las cosas sigan su curso. Estamos en constante aprendizaje y el factor sorpresa no debe incomodarnos. Hay que aprender a vivir el presente y disfrutar cada segundo como si fuera el último momento de nuestras vidas. Solo tenemos el hoy, mañana es una "x" en nuestro calendario. ¡No lo olvides!




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